martes, 15 de febrero de 2011

Cero poder.

Cero poder de inspiración. Aunque me me dijeron cuando empecé la Facultad que la inspiración es un factor que no influye al momento de escribir, yo la necesito. Necesito saber que está por ahí en mi cabeza, en mi interior y que cuando yo quiera me va a ayudar a reproducir palabras en un papel o en el teclado de la computadora.
Y yo confiaba en ella porque antes estaba. Estaba ahí y me ayudaba a escribir. Estaba sin que la llame. Y, aunque no era garantía de que lo que producía era en lo más mínimo bueno, algunas palabras fluían.
Hoy, ya no está. No sé por qué. Creo que el hecho de haber crecido me hizo perder ese no-sé-qué que me ayudaba a alinear e hilvanar una palabra tras otra. Una palabra seguida de otra con significados puros y llenos de un sentimiento mordas, voraz y sin pulir. Crudeza en cada una.
Sé que prometí a esa persona que llegó a mi vida y la hizo más que especial volver a escribir, volver a descargar la vida sobre el papel, pero no puedo. Desde ese día en el que sentados en el tren cuando volvíamos a casa nos prometimos volver a nuestro "arte", no pude más. Por tímidez, por falta de algo, por pérdida de todo, no pude más.
Con la práctica, con el amasijo de los dedos sobre el teclado y el cerebro, por ahí, quién me dice que no, algún día volveré a ser la de antes.

Esquizofrenia.

- "Hola, soy Lu".
- "Si, ya lo sé".

Lu.-

El comienzo del fin

Como cada día, como cada minuto, comienza una nueva etapa, una nueva vida. Cambiante como el tiempo irremediable. Destructora como el tiempo insignificante.
Así es la vida. Así es su período de existencia en el que me arriesgo a vivir cada segundo, obvio que sin dejar de lado esos placeres de la fantasía que me lleva a destinos inhóspitos en los que mi ser, mi sujeto social desaparece, se aisla para ponerle fin a todo.
Hoy estoy acá, sin esperanzas de nada. Con los miedos de siempre incrementados por el dolor de la vida, por el miedo a seguir en ella. Por el dolor de perder el tiempo sin dejar nada en el mundo útil para quien quiero que sea útil.
Hoy soy nada, como siempre. Más nada que nunca.
Pero acá estoy, sin sentido, escribiendo para nadie.

Lu.-